viernes, 17 de febrero de 2012

Doscientos setenta y uno: el año en que se mueren todos

Cuando yo era chica escribía triste.
Ahora escribo, por lo general, cuando estoy bien y libre. Por suerte estoy bastante suelta, incluso puedo escribir cartas y diarios íntimos con suma facilidad.
Hoy me enteré que había muerto ella también.
Tengo su bola de contact aquí. Es verde oscura. Y yo nunca aprendí, pero entonces ella empezaba a desprenderse, y capaz tenía la ilusión de que.
Ella estaba muy enojada. Yo no me enojo ya. Casi. Ella estaba cansada también.
Y hace no tantos días, se murió alberto luis. Y la que actuó en el guardaespaldas con kevin cosner.
Pero las calaveras tienen flores de colores.
Y la música está creando matorrales en los oídos.

Dice m. que la muerte está sentada a la mesa, mientras tomamos birra, lo dice después de contarme que ella ha muerto -cosa que yo ya sabía aunque no lo supiera-.
Tengo su bola verde oscura y la miro al lado de las guitarras, como se está quieta, mientras la muerte va y viene, la vida va y viene.
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