Después de un findesemana de corrido, de trabajo, de alcoholes también, ahora que esos mundos están mucho más cerca, quién lo hubiese dicho. La libertad es así, gurí. Ansiedad y alcohol. Trabajo desde la cama y reguero de pañuelos ahora que me he enfermado por darme manija con asuntos obsoletos. Ahora lo veo bien, antes era un conglomerado.
Resulta que soñé que tu casa -no te conozco- tenía un espacio para estar, permanecer, con un techo muy muy alto, y era de noche y llovía. Yo lo noté cuando miré para el cielorraso pensando que tenías una gotera pero no, era un techo suspendido por parantes y entre el hueco por donde se filtra la luz necesaria, se venían adentro unas gotas. Es cierto que hubo muchas más cosas en ese sueño que ahora voy a reprimir para el bien común de esta cuadra. No son tan dramáticas ni tan obscenas pero sé que voy a empezar a fabular y no quiero.
Me alcanza con ese espacio para permanecer, en la noche aguada, de estos mocos y esa lluvia anunciada.
Me dijiste: qué hay de nuevo en tu semana.
Hay un sueño.
jueves, 23 de febrero de 2017
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1 comentarios:
Qué lindísimo sueño
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