miércoles, 10 de abril de 2013

Doscientos ochenta y cinco: el pelilargo con colita o el retorno

Hola.
Estoy enojada, pero ahora terapia cognitiva.
Igualmente todos estamos enojados, me parece que con el intendente. Mínimo.
Estado mínimo.

Mi computadora entró en coma. El tsunami del 2 de abril nos partió al medio. No sé bien si fue el 2 o el 3, pero prefiero que haya sido el 2 porque el 3 es mi número favorito.
Cuando mi computadora se puso comatosa y mi clienta se puso pelotuda y el agua pasó y hundió todo y hacía más de 10 días que no veía a la terapeuta, dije, me dije a mí misma solemne: tenés que abrirte una ranurita para desagotar o te explota la cloaca como explotó todo, todas las cacas para afuera, puaj.

Yo no sé porque hay gente como el pelilargo de acá abajo que tiene mi computadora, decía que hay gente que tira esa onda bajón cuando yo le digo que nunca pinté nada en mi vida y que me compré unas acuarelas carísimas y que no sé por dónde empezar porque empecé por los peces y me salieron horribles y que ahora el agua me da fobia. Y me dice que no empiece por las acuarelas porque ÉL PINTA y no hay que empezar nunca por las acuarelas, sino A LO SUMO por los lápices acuarelables. Pero yo no quiero dibujar, le digo. Y me dice ah, vos sos la del ARTE ABSTRACTO, marta minujín. Y yo no paraba de pensar en cómo deben ser los cuadros del pelilargo, todos de naturaleza muerta. Todos colores muertos, insensible.


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