jueves, 18 de julio de 2019

Cuatrocientos uno: Filtraciones

Filtraciones hay de todo tipo. Estoy filtrada, podés decir. Estoy perdiendo agua.
Dicen que el agua representa las emociones. El año pasado me empezó a llover el techo del baño. No sé, no veo, no quiero. 
Ayer se pinchó el termotanque (que los eclipses, el mercurio retrógrado y la mar en coche). A mi se me desbordó la cocina de agua. La cocina interior se me desbordó. No sabía cómo detener ese flujo irrefrenable (el agua tiene esa capacidad expansiva e incontenible, a veces -casi siempre-). 
Después de cuatro o cinco horas de muchísima impotencia y frustración -pero si es tan sólo agua, es tan sólo un termotanque- pude. Tuve que googlear -humillarme- cómo es que se cierran los pasos de agua, si es para un lado o para el otro, porque iba y venía como bola sin manija, sin poder razonar un poco la cosa.

Hoy vino el plomero, finalmente. En pocos minutos me resolvió con una sencillez magnífica los problemas domésticos por los que estaba sufriendo exageradamente. ¿Cómo es que salí del horror de mí misma, de mi casa, mi desesperación infundada? Saliendo mentalmente.

Las cosas siempre tienen una dirección. Se cierran en un solo sentido, pero hay que calmarse para ver que no es un tsunami, es apenas una ola. 

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